julio 6, 2024

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Bolivia-México: hospitalidad humanitaria | Columna de Jorge Ramírez Pardo

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Bolivia-México

Enred@rte

 

 “Lo difícil es conocernos a nosotros mismos, lo fácil es hablar mal de los demás”.

Tales de Mileto.

 

NOTA PROLOGAL.- Al cierre de este escrito, hay noticias de que el ejército boliviano –quien manda con golpe de estado maquillado- ha matado durante las últimas horas a 8 simpatizantes de Evo Morales y ha detenido a cientos de jóvenes. Pero, también se informa de la posición de las Naciones Unidas contrapuesta a la de la OEA pro-golpista, y de los quechuas y aimaras que preparan la insurgencia. Urgen los buenos oficios, la vuelta a la legalidad sin derramamiento de sangre y con sentido de justicia.

***

Evo Morales, cómo dejar de quererte.

Cuando tus detractores, con visos racistas, neonazis, quisieran lapidarte y desmontar de un exabrupto tu comprometida trayectoria, ignoran el haber conseguido en tu mandato para tu país pasar de 63 a 30% de índice de pobreza y un crecimiento anual de 4 a 5 %.

México durante 6 lustros de mandatos neoliberales llevó al país al 60% de pobreza y a crecimiento de 0%.

Evo, la historia lo consigna.

El presidente mexicano Lázaro Cárdenas del Río (a quien se intentó derrocar al inicio de su mandato y se le tupió de calumnias -hoy denominadas face news-, sicariatos y fanatismos inducidos, criminalidad encapuchada y sabotajes) tuvo la atingencia de expropiar el petróleo y dar refugio a los exiliados a causa de la Guerra civil española; hospedar menonitas en Chihuahua e italianos en la Tierra caliente michoacana.

Cuánto bien económico y emocional como pueblo/nación hizo la expropiación petrolera a México, cuánto prestigio ante el mundo y hacia Latinoamérica. Ascendente y soporte finaciero, por cierto, desmontado y saqueado por gobiernos ¿mexicanos? neoliberales.

Por su parte, el refugio a exiliados españoles, enriqueció a México con académico para reforzar la labor del profesorado de la UNAM y el IPN; prohijar El Colegio de México, y las editoriales Fondo de Cultura Económica y Era. Ese exilio español, además, vino a reforzar un renacimiento cultural mexicano, entre muchos con estos talentos sumados:

  • A la familia cinematográfica se sumaron, Luis Buñuel, Jomy García Ascot, María Luisa Elío, Luis Alcoriza, Emilio García Riera, José de la Colina,
  • Los pintores/diseñadores: Miguel Prieto, Vicente Rojo, motores de la modernidad gráfica mexicana.
  • Los niños cantores de Morelia
  • Las pintoras Remedios Varo y Leonora Carrington (nacida inglesa)
  • Al pinto/escultor Mathías Goheritz (nacido alemán), recuperador de la escultura monumental inhibida hasta entonces por las tallas escultóricas mexicas, olmecas y mayas.
  • Intelectuales/filósofos: León Felipe, Eduardo Nicol, José Gaos, Rodolfo Sánchez Vázquez, Agustí Bartra, Juan Rejano
  • Al promotor cultural quijotista Eulario Ferrer

Y una pléyade de emprendedores para modernizar empresas, procesos de producción y administración.

NO HAY AMOR EXENTO DE CICATRICES

“Quien sabe de dolor, todo lo sabe”.

Dante Aligheri.

Con tu llegada Evo, México afirma su constructiva tradición ancestral/histórica de refugio a exiliados, emigrados y perseguidos políticos. Ese talento humano exiliado/refugiado ha enriquecido a México.  

  • – Tina Modotti, miliciana y fotógrafa, nacida proletaria e hija de migrantes pobres, llega a México en 1926; entabló amistad con artistas como Antonieta Rivas Mercado, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco y Frida Kahlo. Produce, en su momento, fotos de un valor artístico testimonial del momento socio/cultural/político mexicano del cual también fue artífice.
  • Francés.- En 1862, la creación del Segundo Imperio mexicano fue apoyada por integrantes de los ejércitos, francés, austríaco y belga; ello propició la permanencia en México de milicianos. Por entonces también, migrantes del poblado de Barcelonette fundaron la banca mexicana, fábricas de hilados de tejidos, y tiendas departamentales modernizadoras para la época. Patricio Redondo y Pepe Tapia, españolen en exilio, hacen escala en Francia y abrevan del propio Celestín Freinet su método de La pedagogía del tanteo, para traerlo a México.
  • Alemán.- Guillermo Kahlo, fotógrafo y papá de Frida Kahlo; Franz Mayer, formó colecciones de arte mexicano y las donó al país; Walter Reuter, fotógrafo; Erich From, autor del clásico El arte de amar, entre 1957 y 1961 compaginó su actividad en la UNAM; Juan Brom, profesor en la UNAM durante más de 40 años, es autor del clásico “Para comprender la historia; Mariana Frenk-Westheim y Paul Westheim, críticos e historiadores de arte mexicano.
  • Portugués.- El crítico e historiador de arte Antonio Rodríguez.
  • Ruso/soviético.- Sergei Einsestein, entre 1930 y 1932 filmó en el país ¡Que viva México! E influyó con su estética la naciente denominada Época de oro del cine mexicano. León Trotski y Natalia Sedova dieron su aporte intelectual; Arcady Boytler, director de la película La mujer del puerto; Vlady, muralista, se incorporado al movimiento pinto/escultórico de La ruptura. En los 90 llegaron inmigrantes coreanos, rusos y de las ex-repúblicas soviéticas.
  • Inglés.- Malcom Lowry escribió en México la novela Bajo el volcán (1947); ubica la trama en el año en que Cárdenas nacionalizó el petróleo de las compañías británicas y estadunidenses, en 1938; Sir Edward James, mecenas y creativo de orientación surrealista, edificador del singular Castillo de Xilitla en la Huasteca potosina.
  • – Aaron Coplan compuso la melodía sinfónica Salón México; En 1954 intelectuales estadounidenses recibieron refugio en suelo mexicano, empujados por el macartismo. México es el país donde viven más estadounidenses fuera de los Estados Unidos y conforman el 75% de la inmigración de este país. En poblaciones de las costas de las Baja Californias mexicanas, Sonora y Sinaloa, y en San Miguel de Allende o Chapala la población estadounidense representa al 50% de los residentes.

  • – El peruano Víctor Haya de la Torre, en 1924 funda en México el APRA movimiento político antiimperialista. Rómulo Gallegos, escritor venezolano, aportó al cine mexicano el argumento para Doña Bárbara. Ernesto Che Guevara argentino estuvo en la ciudad de México; Raquel Tibol, también argentina, acá se desarrolló como crítica e historiadora de arte mexicano. Gabriel García Márquez escribió en México Cien años de soledad. Durante la década de los 70 pasados, llegaron a México miles de chilenos, peruanos y colombianos solicitando protección y asilo a causa de las dictaduras instaladas en sus países. La historiadora Beatriz Gutiérrez Müller y la cantautora Natalia Lafourcade tienen ascendencia chilena; el golpe de estado de 1973 en Chile, atrajo a México a los cineastas Miguel Littin y Patricio Guzmán.
  • Centroamericanos y caribeños.- Carlos Mérida, guatemalteco, llega en 1922 y aporta al muralismo líneas geometristas; su hija, Ana Mérida, nacida en México, funda con Guillermina Bravo la Academia de la Danza Mexicana; Rina Lazo muralista, también de Guatemala, colaboradora de Diego Rivera. En 1923 llega México el nicaragüense Augusto César Sandino, acá recibió influencia del anarcosindicalismo mexicano para la forja de su postura antiimperialista. En 1954, llegan guatemaltecos que huyen de la violencia provocada por un golpe de estado orquestado por la CIA. Los cubanos José Martí, Julio Antonio Mella, Fidel Castro. En los 80 llegaron numerosos inmigrantes cubanos. Arriban refugiados de las guerras civiles centroamericanas las décadas de 1970 y 1990, principalmente guatemaltecos, salvadoreños y nicaragüenses. En 2010, llegan 984 haitianos; se suman a 1200 ya radicados en México. Gerard Pierre Charles, poeta y académico se incorpora a la academia en la UNAM.
  • Árabes de origen sirio, libanés, palestino e iraquí principalmente por motivos de asilo, arriban en distintos momentos; de ese ascendente son Carlos Slim Helú, el hombre más rico del mundo según Forbes, la cantante Susana Harp, el actor Mauricio Garcés y la actriz Salma Hayek
  • Orientales.- Entre 1880 y 1930 llegan inmigrantes chinos, filipinos y japoneses a las Baja Californias mexicanas.
  • Canadiense.- Alex Phillips, fotógrafo de cine mexicano, durante la denominada Época de oro; Arnold Belkin, muralista y singular recreador pictórico de la Revolución mexicana.

MÉXICO DE REFUGIO Y ENRIQUECIMIENTO MULTICULTURAL

Los procesos migratorios y de exilio son complejos y dolorosos. En la línea del tiempo, proclives al crecimiento cultural, profundas reflexiones proactivo/libertarias y ejercicio humanitario.

Bienvenido Evo, tu ser e historial en construcción nos enriquece.

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Cómo calificar un altar de muertos | Columna de León García Lam

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VOLUTA IX.

La antropología (eso piensa una buena parte de la población) es una ciencia sin gran aplicación práctica. Sirve, entre otras muy pocas cosas, para determinar al ganador del concurso de altar de muertos que se organiza cada año en cada escuela de México. En mi flaco currículum, durante mis pininos profesionales se amontonan los reconocimientos que dicen más o menos así:

La escuela Bomberos Heroicos perteneciente al SEER otorga el presente reconocimiento al Mtro. (en ese mundo todos somos maestros) León García Lama por su valiosa participación como jurado en el TRADICIONAL CONCURSO DEL ALTAR DE MUERTOS “INNOVANDO NUESTRAS TRADICIONES”. Luego viene un lema como “El saber se forja con el conocimiento de cada día”, a 31 de octubre de (cualquier año entre 1997 y el 2012). Firman: autoridades escolares.

Por esa razón, estimadas y estimados tres lectores de la Voluta, les lego la sabiduría que se adquiere al ser jurado, año tras año, de la verdadera tradición de México que no es poner un altar, sino el concurso “para que no se pierdan las tradiciones”.

Bueno, no lo haré, sino hasta el próximo año (si es que) porque en este 2020, no se realizará ningún concurso “tradicional”, aunque paradójicamente es el año con más muertos que hemos tenido en la historia de México: 40,863 muertos por violencia; 139 153 por causas asociadas al COVID más los muertitos de causas “normales” dan la escalofriante y huesuda cifra de 193 170 muertes, dicho conservadoramente por las instituciones oficiales (CENAPRECE).

 

Cómo poner un altar de muertos

Lo más importante ya lo tenemos: los muertitos. Lo segundo más importante también: el hambre de tamales. Ponga una mesa y una caja pegados a la pared, simulando una pirámide de tres pisos que es una representación del mundo. ¿El mundo tiene tres pisos? Sí y trate de no hacer preguntas. Un altar digno presume dos características: cuida la simetría y está organizado en montones de 2, 3 y 4 cosas ¿por qué? Pues ya le dije: no haga preguntas. Usted ponga en las esquinas 3 naranjas, en un platito 4 tamales y otros tantos plátanos de alfeñique, 2 panes de muerto en cada lado de su altar. La lógica obedece así: si usted fuera muerto ¿qué necesitaría? Un chocolate, unos cigarritos (allá en el mundo de los muertos todos fuman, incluso los que murieron de enfisema), una cervecita, un camote, un dulce de chilacayote. La imagen es etérea como los recuerdos, una fotografía ayuda, no al difunto a reconocerse, sino a saber que las ofrendas son para él o para ella y que puede invitar a sus compitas. Se sabe de diálogos así:

–¿A ti qué te pusieron, tú?

–Unas guayabas, un vaso sin nada, otro con tierra, otro con agua y una veladora (quesque los cuatro elementos), un puño de sal y un caminito de cempasúchil.

–No, pus te fue bien, a mí no me pusieron nada, pero la chaviza se andaba pintando la cara como osos panda, que porque “es la tradición”.

–Acá pusieron tamalitos, taquitos de pastor, atole, cafecito, frutas y dulces.

–¿Dónde dónde?

 

La poesía

Nocturno en que habla la muerte

Xavier Villaurrutia

 

Si la muerte hubiera venido aquí, conmigo, a New Haven,

escondida en un hueco de mi ropa en la maleta,

en el bolsillo de uno de mis trajes,

entre las páginas de un libro

como la señal que ya no me recuerda nada;

si mi muerte particular estuviera esperando

una fecha, un instante que sólo ella conoce

para decirme: “Aquí estoy.

Te he seguido como la sombra

que no es posible dejar así nomás en casa;

como un poco de aire cálido e invisible

mezclado al aire duro y frío que respiras;

como el recuerdo de lo que más quieres;

como el olvido, sí, como el olvido

que has dejado caer sobre las cosas

que no quisieras recordar ahora.

Y es inútil que vuelvas la cabeza en mi busca:

estoy tan cerca que no puedes verme,

estoy fuera de ti y a un tiempo dentro.

Nada es el mar que como un dios quisiste

poner entre los dos;

nada es la tierra que los hombres miden

y por la que matan y mueren;

ni el sueño en que quisieras creer que vives

sin mí, cuando yo misma lo dibujo y lo borro;

ni los días que cuentas

una vez y otra vez a todas horas,

ni las horas que matas con orgullo

sin pensar que renacen fuera de ti.

Nada son estas cosas ni los innumerables

lazos que me tendiste,

ni las infantiles argucias con que has querido dejarme

engañada, olvidada.

Aquí estoy, ¿no me sientes?

Abre los ojos; ciérralos, si quieres.”

 

Y me pregunto ahora,

si nadie entró en la pieza contigua,

¿quién cerró cautelosamente la puerta?

¿Qué misteriosa fuerza de gravedad

hizo caer la hoja de papel que estaba en la mesa?

¿Por qué se instala aquí, de pronto, y sin que yo la invite,

la voz de una mujer que habla en la calle?

 

Y al oprimir la pluma,

algo como la sangre late y circula en ella,

y siento que las letras desiguales

que escribo ahora,

más pequeñas, más trémulas, más débiles,

ya no son de mi mano solamente.

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LA ALEGRIA | Columna de Juan Jesús Priego

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LETRAS minúsculas.

«¿Sabes, Hump? –confiesa el héroe de una de las novelas de Gilbert K. Chesterton, el gran polemista inglés-, los hombres modernos tienen una idea muy equivocada de la vida. Parece que esperan de la naturaleza lo que ésta nunca ha prometido darles y, mientras tanto, destruyen todo aquello que en realidad les da.
En las iglesias ateas de Ivywood todos hablan de paz perfecta, de confianza sin límites, de alegría absoluta y de corazones que laten por todos, pero no por ello tienen un aspecto más alegre que los demás… Yo no sé si Dios entienda por felicidad el gozo que todo lo comprende y todo lo supera, pero Dios quiere que cada hombre tenga su alegría, y yo tengo toda la intención de no dejármela robar».

Para ser sincero, yo también he escuchado muchos discursos como el de las iglesias ateas de Ivywood, y no precisamente en las iglesias ateas de Ivywood; también yo he oído cientos de sermones que hablan de paz perfecta, de confianza sin límites, de corazones que laten por todos, y acaso no sólo los haya oído, sino tal vez incluso pronunciado. Lo que no sé es si modificando el texto de Chesterton y escribiendo «parroquias cristianas» allí donde él sólo dijo «iglesias ateas» cambiarían mucho las cosas.

Los cristianos hablamos de resurrección, de vida perdurable, de providencia o cuidado de Dios, de amor sin límites, pero no por eso vivimos más contentos. Todo parece indicar que los creyentes nos tomamos bien poco en serio lo que nos dicen nuestro pastores en sus –a menudo largos y muy aburridos- sermones. Sí, hemos de confesarlo bajando la cabeza: en nuestras iglesias, las homilías son saetas que esquivamos lo mejor que podemos… Cuenta Julien Green en un librito suyo titulado Liberté que hubo en París no hace mucho tiempo una dama de la alta sociedad que cada vez que iba a Misa advertía con severidad a su sirvienta: «Si el señor cura predica sobre la fe o sobre el perdón de los pecados, me dejas dormir; pero si habla de María Magdalena, me despiertas». Ella, como quiera que sea, iba a la iglesia únicamente a cumplir, y, por supuesto, a dormirse.

«Voy a definirle lo contrario de un pueblo cristiano –dice el párroco de Torcy en esa gran novela de Georges Bernanos que es su Diario de un cura rural-: lo contrario de un pueblo cristiano es un pueblo triste, un pueblo de viejos. Acaso me objete usted que la definición tiene muy poco de teológica, pero basta para hacer reflexionar a los caballeros que bostezan los domingos en Misa. ¡Claro que bostezan! No querrá que en media hora semanal, la Iglesia pueda enseñarles la alegría. E incluso si se supieran de memoria el Catecismo de Trento, no estarían probablemente más alegres».

Y sí, la verdad es que la fe debería tener el poder de hacernos más alegres, más sonrientes, menos hoscos. Un cristiano no debería atreverse a salir a la calle si antes no ve reflejado en el espejo un rostro resucitado.

Cuando, hace ya muchos años, leí por primera vez La farisea de François Mauriac, cómo se me quedó grabado lo que dijo uno de los personajes al referirse a una antipática señora que andaba por allí cerca y que se las daba de muy católica: «Lo que voy a decir puede asustarte, pero pienso que es mejor ser una bestia inmunda que tener la clase de virtud de Brigitte Pian». ¡Dios mío, qué frase más dura! Y; sin embargo, es preciso reconocerlo: sí, hay en este mundo gente muy católica, lo que se dice muy católica, pero al mismo tiempo muy insoportable y muy antipática. ¿Por qué se avergüenzan de mostrar un rostro atractivo y jovial? ¿Qué se lo impide?

A estas personas habría que recordarles lo que escribió una vez Andrew M. Greeley en uno de sus libros: «Las personas que creen en la resurrección deben ser gente alegre, y los cristianos católicos que tienen una visión relativamente más benigna de su naturaleza que nuestros hermanos separados, tienen que ser una congregación de gente más alegre, más jovial y más bromista. Todo lo que tengan de graves, de ásperos, de severos lo tienen de fallo como católicos… La Iglesia necesita hombres que tengan visión. Necesita hombres jubilosos, alegres y de corazón fuerte que caigan en la cuenta de que, a pesar de lo desesperada que pueda ser la situación, nunca se la debe permitir que se ponga seria; y aunque puedan extinguirse las luces, siempre hay esperanza de que vuelvan a encenderse». La excesiva severidad no siempre es signo de seriedad; a menudo es más bien muestra de una soberana estupidez.

San Pablo, poco antes de poner punto final a la carta que dirigió a los filipenses, les amonesta así: «Como cristianos, estén siempre alegres: se lo repito, estén alegres. Que todo el mundo note lo comprensivos que son. El Señor está cerca, no se angustien por nada» (4, 4). ¿Por qué esta insistencia del apóstol en cosas tan aparentemente secundarias como la alegría? ¿Por qué les dice una y otra vez que estén alegres? ¡Ah, bien sabía él lo propensos que somos los cristianos a dejarnos llevar por la tristeza y a andar por las calles de la vida mostrando un rostro de amargura!

¿Ha leído usted una famosa pieza teatral de Paul Claudel (1868-1955) titulada El padre humillado? Pues bien, en esta pieza hay una escena en la que el Papa envía este mensaje a Oriano de Homodannes: «Oriano, hijo mío, haz comprender a los hombres que no tienen otra cosa que hacer en el mundo que estar alegres. Hazles entender que la alegría que nosotros conocemos y estamos encargados de transmitir no es una palabra vaga o un insípido lugar común de sacristía, sino una noble, deslumbrante, íntima y profunda realidad, en cuya comparación lo demás no vale nada. Esta alegría es algo humilde, material, atrayente, como el pan que se apetece, como el vino que nos parece bueno, como el agua que nos hace morir cuando no nos la dan, como el fuego que quema, como la voz que resucita…».

¡Ah, sería necesario que el Papa nos enviase una carta en la que nos hablara largamente sobre la conveniencia de la alegría! No sé, tal vez sólo entonces nos la tomaríamos un poquito más en serio…

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Un cohete potosino para el padre de un robot pianista | J.R. Martínez/ Dr. Flash

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EL CRONOPIO.

El 14 de marzo de este dramático dos mil veinte, en pleno inicio de la crisis del coronavirus en San Luis Potosí, se lanzaba después de cuarenta y ocho años, un cohete en Cabo Tuna. El municipio de Charcas sería el testigo de esta histórica fecha, pues el cohete de combustible sólido Fénix 2, es uno de nueva generación que recupera el proceso histórico en el diseño de cohetes en el país y en especial en nuestro estado.

El cohete fue desarrollado por el Instituto Mexicano del Espacio Ultraterrestre y el Instituto de Física de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, con ello Cabo Tuna vuelve a marcar hitos en la historia de la ciencia y tecnología mexicana.

El programa Cabo Tuna inició en 1957 en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, con el lanzamiento del primer cohete diseñado y construido en México, el Física I, lanzado el 28 de diciembre de 1957. El programa tuvo un receso en 1972 y cuarenta y seis años después reinicia con el nuevo programa “Cabo Tuna, hacia un programa espacial mexicano”, impulsado por el Instituto de Física de la UASLP y el Instituto Mexicano del Espacio Ultraterrestre.

El cohete lanzado en Charcas lleva el nombre de Cohete Fénix I-2 “Alejandro Pedroza Meléndez”. Dedicado al Dr. Alejandro Pedroza Meléndez, por su contribución al desarrollo del área aeroespacial en México, así como a la tecnología mexicana.

Alejandro Pedroza Meléndez es un científico mexicano nacido en Villa de Arriaga, San Luis Potosí, se formó en el Instituto Politécnico Nacional y posteriormente ingresó como investigador en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla donde fundó el Laboratorio de Semiconductores, ahí, bajo su dirección, se construyeron una gran cantidad de dispositivos biomédicos y donde se desarrollaron las primeras celdas solares con calidad espacial en el país. Fundó además el Laboratorio de Microelectrónica, que fue un referente para el desarrollo de la microelectrónica en México; en dicho laboratorio se diseñó y construyó con tecnología nacional, la instrumentación necesaria para la fabricación de microcircuitos. Después se creó la sección de bioelectrónica para aplicarlos a instrumentos médicos.

A los microcircuitos fabricados en el Laboratorio se les dio una aplicación social inmediata en las primeras manos biónicas mexicanas, en los primeros estimuladores óseos mexicanos y en los primeros marcapasos mexicanos.

Alejandro Pedroza y su equipo desarrollaron los primeros microprocesadores en México, con los cuales fue construido el famoso Robot Pianista “Don Cuco el Guapo”, que en la década de los noventa visitó varias veces San Luis Potosí, ofreciendo conciertos en el Teatro de la Paz y en el teatro Carlos Amador, dentro de nuestros eventos de divulgación científica.

Fue director del programa de desarrollo del primer satélite experimental mexicano SATEX-I, donde participaron más de setenta investigadores de once instituciones de educación superior del país.

Alejandro ha recibido reconocimientos en su estado natal: Trayectoria de Éxito en el 2015 y Científicos Potosinos en 1994, en el marco del IV Congreso Nacional de Divulgación de la Ciencia que nos tocó organizar, aquí en San Luis Potosí.

Por toda esta labor en beneficio de la sociedad mexicana, por el camino de la ciencia y la tecnología, se le asignó su nombre al cohete Fénix que perturbara el apacible cielo del altiplano potosino hace siete meses.

 

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