julio 12, 2025

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#Si Sostenido

Lady Skandalous: vivir el sexo underground y el BDSM en SLP

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Entrevista a Lady Skandalous, una joven que conoce los placeres y riesgos que implica la libertad

Por Carlos López Medrano

(Ilustraciones: Eric Stanton)

 

Le gusta ser conocida como la mujer del escándalo. En específico, Lady Skandalous. Es de San Luis Potosí, dice tener 28 años y disfruta de la sexualidad en su máxima expresión. De esta manera le gusta el exhibicionismo y el BDSM; dejar marca y ser marcada. Pero sobre todo le gusta divertirse, jugar. Alterna los roles de sumisa y dominadora dependiendo de la época y de la persona que tenga a su lado. Por ahora se considera bisexual.

Para ella el maltrato no es un castigo, es un placer. Le atrae ser golpeada.  Reivindica la provocación como una obra creativa y, en específico, como una manifestación de la libertad. Es así que desprecia lo cotidiano. Tiende más bien a lo que va contra la norma establecida, se comporta de modo tal que las miradas ajenas transcurran entre la condena, la fascinación y lo sorpresivo.

En cualquier caso conoce bien la sociedad a la que pertenece. Vive en una ciudad caracterizada por una visión conservadora. De ahí que prefiera guardar su identidad y haya optado por una creación que, asegura, es parte de ella misma: un complemento. Una figura que se define como una princesa durante el día y como una puta durante la noche.

En la entrevista deambula entre la sonrisa, cierta contención y el atrevimiento. En algunos momentos parece guardarse, pero de inmediato procede a la liberación. No hay reserva en ella, a pesar de que se trate del primer ejercicio de preguntas y respuestas por el que ha pasado.

Nacida en una época distinta a la actual, Lady Skandalous ha tenido que ser cuidadosa respecto a la conducción de sus días. Separa esferas y no deja que se toquen entre sí; no por pudor ni reserva propia, sino por las implicaciones negativas que sus debilidades podrían tener en el lugar donde trabaja o en lo que respecta a su familia. Bajo un nombre real no puede expresarse por completo. La sociedad tradicionalista en San Luis Potosí es propensa al estigma. Con ello en mente, tomó el nombre de Lady Skandalous, un personaje en proceso a partir del cual puede vivir la libertad que en estos tiempos considera como una transgresión.

Aun así, nunca renuncia al deseo. La vida se te va si te quedas con el qué dirán, apunta. A ella le gusta aplastar barreras: nunca ha dejado de corresponderle a la curiosidad.

Entre su círculo social solo una amiga conoce a detalle la faceta nocturna que prefiere mantener escondida luego de que hace años un compañero de trabajo descubriera su cuenta de Instagram, un jardín de recreo donde daba muestra de su cuerpo y de la posibilidades de la sensualidad.

“Con razón me están viendo raro”, se dijo a sí misma cuando se dio cuenta de que se habían infiltrado en el espacio que ella tanto había procurado mantener bajo llave. Tuvo que cambiar de nombre. El tema no se resolvió. Hubo cotilleo y miradas socarronas en la oficina. Optó por continuar como si nada hubiera pasado. Ni ella ni el colega lo tocaron en conversación. Solo se encargó de adquirir un nuevo perfil y poner nuevos candados.

Tal acontecimiento la hizo sentirse mal. Incluso se retiró por un tiempo. Puso toda sus huellas virtuales en privado. Después asumió que ese riesgo, el de ser descubierto por conspiradores y mojigatos, siempre estaría ahí y que era mejor no frenarse por ello.

DOMINAR

En meses recientes Lady Skandalous ha cambiado. Cada vez está más interesada en el rol de dominadora, dejando un poco de lado su lado de sumisa. Tiene planeado hacerse una serie de cirugías radicales que cambien por completo su figura. Quiere convertirse en lo que llama “bimbo girl”, una figura exuberante, de pechos enormes y labios rellenos hasta casi reventar. Esta modalidad, cada vez más popular en países anglosajones, tiene por finalidad convertir a la mujer en una especie de Barbie desbordada por una hedonista artificialidad.

Para lograrlo, Lady Skandalous pretende buscar una lipoescultura de alta definición. “Todas las bimbo girls con muchísimos followers tienen esa cirugías. La intervención quirúrgica se les nota en el abdomen”.

No obstante, por ahora Lady Skandalous se concentra en un objetivo inmediato: fundar la primera academia sissy en México. De hecho ya tiene a su primer alumno al que convertirá en un sujeto distinto. Dentro de la nomenclatura de BDSM, sissy se refiere a un hombre de corte sumiso que por medio de entrenamiento y una serie de prácticas logran hacer una transición hasta convertirse en entes femeninos que visten como mujer y que quieren ser dominados. A menudo los sissy trascienden al ámbito sexual y gustan de llevar a prácticas asociadas a la mujer que se desvive dentro del hogar, como la de realizar labores domésticas, además de complacer a su amo en lo que le sea requerido. Gustan también de ser penetrados.

PAREDES TAN FINAS COMO EL PAPEL

Lady Skandalous tiene pareja. Se trata de un muchacho un poco más joven que ella al que conoció dentro del mismo ambiente underground en el que desenvuelve su faceta sexual. Es una relación libre, aunque con una concepción firme y particular de la fidelidad. “Llevamos un acuerdo de libertad sexual, solo que reservados emocionalmente. Con estos vínculos no tienes permitido enamorarte de otra persona. Por eso es lo de la libertad sexual. Si yo quiero o él quiere estar con otra persona lo platicamos. Hay una tarjeta verde que podemos dar después de poner las cuentas claras, primero es cuestión de sentarnos y hablar”.

Hace años Lady Skandalous tuvo otra relación sentimental. Fue quien la introdujo al gremio, por quien adoptó lo swinger en un noviazgo. “Duramos mucho tiempo; fue él quien me adentró en la escena. En este lado [el swinger] también hay BDSM. Comencé a explorar. Él era muy dominante conmigo. Yo tomé el rol de sumisa, y es así como fui aprendiendo”.

“Lo que me gusta es lo que te provoca el dominante”, dice Lady. “Todo eso que como sumiso fantaseas con tu dominante. La fantasía. Porque es muy compleja esa relación. Hay gente que se llegan a enamorar de su dominante o viceversa. De otras relaciones tienes que tener cuidado porque son tóxicas”.

Cuando está de sumisa, lo que Lady Skandalous busca generar es “placer, complacerlo al cien, lo que diga él y como él mande”. Este concepto de la intimidad implica versatilidad. La pauta, si acaso, es amoldarse hasta donde se convenga en el trato. “Cada dominante es diferente. Cada uno tiene sus propios fetiches o actividades planeadas”.

Algunas de las indicaciones tiradas por los dominantes pueden ser muy peculiares. Al principio suele haber una plática. La entrevistada considera que hay que poner las cartas sobre la mesa y ajustar detalles. Hablar de gustos y de lo que se permite o no. “Es un intercambio de información. Y es por tu propia seguridad. Una persona sumisa es muy vulnerable, está a la merced del amo. Puede ser dañino, los acuerdos son para que no puedan lastimarte de más”.

TÚ QUE DESEAS CONQUISTAR EL DOLOR…

Uno de los ejes más conocidos dentro del BDSM es el de juegos de restricción. La restricción, detalla Lady Skandalous, puede implicar la inmovilización de las manos o pies, como es bien conocido, igualmente puede ser de inclinación sensorial. Para lograrlo es frecuente el uso de aditamentos que limitan el nivel de percepción de lo que ocurre. “Hay una máscara que tiene muy pequeños orificios cerca de la nariz, con esta máscara apenas se puede respirar, por eso se debe mantener el temple y no desesperar. Hay que tener autocontrol”.

“Tienes que llegar a acuerdos”, reitera Lady. “No se trata de sufrir, sino tantear y marcar límites para disfrutarlo”.

¿Cuáles son los límites de Lady? Unos muy claros: no le van las amputaciones ni los juegos con niños. Alrededor del mundo hay quienes caen en prácticas ilegales y que ella repudia. El abanico de los fetiches tiene un lado turbio del que da cuenta. Dice que algunos personajes avanzan sin ningún código de honradez.

Los juegos de violación simulada tampoco le van. Ni los secuestros consensuados que le han propuesto. “Es una dinámica. Me la explicaron, yo dije que no. Consiste en que tú no sabes cuándo ni dónde, el caso es que te van a secuestrar. Claro, tú das la autorización previamente”.

Hay quienes tienen esa fantasía, la de ser secuestrados y violados. No es su caso. No gusta de esa recreación, mucho menos cuando implica a un grupo. “Sí es un poco pesado. Estás tan frágil que estando así, con cinco personas o más de las que tú crees, sí se torna un poco peligroso. Porque a ese nivel el nivel de excitación es muy elevado y te arriesgas a que a ellos se les pase la mano o no usen condón”.

LA SEGURIDAD

Ella siempre se protege. Usa condón en cada una de las ocasiones. Es su modo de evitar preocupaciones. Otra alternativa para estar segura es una práctica adicional del BDSM: los juegos de castidad. “Ahí hacemos todo, solo que los varones no tienen permitido eyacular ni tener erecciones. Es estricto, se les pone su cinturón de castidad y candado”.

Lady suele conocer a cómplices por internet. Gente con sus mismas aficiones con la que, a veces, termina por reunirse. Esto no está exento de riesgos, ya que intimar con desconocidos da un margen enorme a lo impredecible. Tiene tácticas para sobrellevarlo.

“Antes de ir a más, me pongo por regla a conocer físicamente al otro, y en un lugar público, ahí te das cuenta de cómo es la persona y verificas que sean como en su perfil en línea. Ya si llega a haber una interacción física, debe ser en un lugar céntrico. Se recomienda que si no conoces a la persona no vayas a su casa. Hay gente en este medio que tiene calabozos, entonces te pueden encerrar y nadie afuera sabe lo que está pasando. Otra posibilidad, por ejemplo, es que te lleven a un rancho y te metan a una jaula. Es super peligroso”.

 

¿Sabes de casos así?

Sí, los hay. Me he enterado a través de la red. Hay páginas donde la gente cuenta sus recomendaciones o inquietudes. Muchas sumisas quieren mejorar, o dominantes quieren ser el mejor de todos, entonces ahí se pueden intercambiar puntos de vista, actividades, y hay gente que también comparte las cosas que a veces no son tan agradables o tips como el de no caer en una propiedad privada, una casa, sobre todo si no conoces a la persona o si no sabes de dónde viene. Si hay química acuerdas qué te gustaría, que no te gustaría, y ya empiezas a armar el plan. Los acuerdos, mejor dicho.

¿A ti qué es lo que te gusta?

Mira, yo entré como switch. Switch quiere decir que a veces soy dominante, a veces soy sumisa, depende de la persona con la que esté. Porque hay personas con las que te sientes mejor siento dominante, y hay otras con las que te sientes sumisa. Y ahorita estoy en una etapa más dominante, me siento más a gusto. Hay hombres que tienen el fetiche de ser dominados. Con ellos llego a un acuerdo, a algunos les gusta la dominación psicológica, a otros la humillación. O ya vamos a otra clase de fantasías. Hay gente a la que le gusta mucho el scat [ingesta de heces o fluidos de otra persona], a mí no me gusta. No me gusta nada. Todavía la lluvia dorada… el scat no. Hay quienes tienen ese fetiche, de ver defecar a una persona. Cada quien, es respetable, simplemente a mí no me va. Por eso hay que llegar a los acuerdos.

DESEO CARNAL

“A mí en lo personal me gusta mucho el dolor, encuentro mucha excitación recibiendo dolor. Sí me ha tocado gente que también disfruta lo mismo. Para mí recibir dolor es un premio. Entonces a mi dominante solo le serviría para una especie de corrección. ¿A qué le llamamos corrección? Por ejemplo, tú estás haciendo un patrón o conducta que no le gusta a tu dominante, ahí es cuando te corrige. Y son castigos. Tú castigas el físico infligiendo dolor, y la otra persona lo entiende. Lo aprende y ya no lo vuelven a hacer. En mi caso, al contrario, es un premio. Así que pues… lo voy a seguir haciendo, me encanta. Por eso tiene que ser otra dinámica. Y como dominante a los chicos generalmente les gusta más como el dolor, como el castigo. Hasta el momento no he encontrado algo opuesto como yo. Lo mío es particular. Me gusta que me maltraten, lo veo como un disfrute”.

 

No te ves marcada ni con lesiones, ¿cómo le haces?

Bueno, es que tenemos lugares. Donde sea visible ahí procuramos no meternos por cuestiones de trabajo, por cuestiones sociales. Si yo llegara aquí con la marca del bofetón que me dieron sería extraño. Hay bofetadas que incluso te pueden partir la boca. En particular yo lo gozaría, pero si entro a trabajar, por ejemplo, sería difícil de explicar. Y pondría a mi pareja en el ojo del huracán como un golpeador de mujeres, cuando no es tanto así, sería consensuado. Muchos no lo entenderían. Así que preferimos evitar aprietos.

NITRATO ANIMAL

Lady dice que al momento de la entrevista lleva consigo marcas que no se alcanzan a ver gracias a la ropa que lleva encima. Moretones, sobre todo. Reconoce que su piel es especialmente sensible. Más cuando le pegan con fustas, una herramienta que habitualmente es utilizada para reprender a caballos. Sobre ella han utilizado cinturones, alicates. O lo que se disponga en la ocasión, como cazuelas, palitas de cocina, zapatos… botellas que se puede insertar con ayuda de lubricante. Lo que sea.

Me contabas que tu pareja es muy dominante, ¿alguna vez se les ha pasado la mano?

“Sí. A mí me gusta mucho la asfixia y fue así. Estábamos en un juego y estábamos probando. Fue a pelo, o sea nada más con su mano en mi cuello. Y hubo un momento en el que no podía más. Tenía que decir la palabra de seguridad y no podía. Fue muy difícil. No podía hablar. Fue peligroso porque no acordamos nada con las manos o señales de alerta que sirvieran para detener el juego. Él pensó que yo estaba con la excitación, cuando yo estaba a punto de desmayarme…”

(En este momento suena su celular. Era su amo para preguntarle si estaba bien. Ella le había avisado de la entrevista. “Se preocupa por mí”, dice).

 

¿Cómo acabó el episodio que me relatabas?

Esa vez sí me pude soltar. Él no se detenía, fue muy delicado, llega a pasar con juegos así.

¿Qué opinas del feminismo?

Yo vivo mi libertad sexual, una libertad propia. Si la sociedad lo toma como transgresor, es parte del personaje que tengo como Lady Skandalous. Puedo ser fuerte, sin ningún impedimento, sin ser señalada ni juzgada. Va de la mano. Y hay más personas en el ambiente que están con la cuestión del empoderamiento de la mujer. Al menos conmigo, en un nivel dominante, los individuos te dan esa posibilidad, se someten a ti. Y eso es una gran responsabilidad.

 

¿Cómo empezó tu exploración de la sexualidad?

Tenía 17 años cuando tuve relaciones por primera vez. No era tan joven. Me esperé, yo lo veía en un plan más romántico, no como algo frívolo o de simple fiesta. No me parecía padre, además conocía los riesgos y todo lo que conllevaba tener sexo. Así que me esperé, y luego tuve relaciones con un amigo, muy tranquilo, muy especial, una buena aventura. Y de ahí pues con parejas en la universidad, ya eran como mis novios. Nunca fue una cosa como muy extrema ni nada. Conforme crecí fui teniendo más confianza en el aspecto sexual.

 

¿Cómo fue que empezaste a tomar un camino menos, digamos, convencional?

Ya fui a más cuando estuve de intercambio en Francia. Fue donde me sentí más libre y confiada. Tuve más parejas sexuales, muchísimas… bastantes. Cada fin de semana era una diferente. Tenía una amiga con la que tenía un concurso de a ver quién se acostaba con más tipos. Nosotros éramos como las loquillas. Había compañeras que eran muy reservadas y tranquilas. Éramos la contraparte, siempre íbamos a fiestas.

Lady Skandalous estuvo dos años en Francia. Fue una aventura austera amparada en una mochila. Regresó a México por la estabilidad. Sintió que esa etapa había concluido. Y dice que si vuelve a Europa sería con mayor holgura económica, con un lugar digno para vivir. No lo descarta, por su puesto. Lleva por dentro una corriente multicultural. Además de español sabe hablar inglés, francés y portugués. Parte de sus antepasados son de Brasil.

¿A dónde salías a divertirte en París?

No entraba tanto a clubs ni antros especializados en BDSM. Me daba miedo porque acostumbraba a salir sola. Prefería evitar esos lugares. Me daban curiosidad, fue por motivos de seguridad que los pasaba de largo. Además me tocaron experiencias desagradables. Chicos que te empiezan a seguir de la nada en la calle. De repente te das cuenta que ya llevan una hora siguiéndote. Imagínate, si eso pasa con gente rándom en un lugar público. Ahora imagina en un club, donde es más intenso. Además generalmente estos lugares ya abren muy tarde. A esa hora ya no hay transporte público. Si te llega a pasar algo ahí, cómo le haces, cómo te vas.

En Europa hay gente muy extrema, a la que nada le sabe suficiente…

Sí, hasta caníbales. Cuando yo estaba allá se hizo famoso el caso de Luka Magnotta, un chico canadiense que se comió a su amante. Cruzó fronteras y andaba escapando de la ley en Europa. Hay casos de gente que desea ser comida. Les excita eso, es una filia: ‘a mí me encanta que me lleguen a comer’, admiten, y se ponen dispuestos para ello y buscan a su contraparte. Si la encuentran es una bomba. Es complicado, porque va contra la ley, si bien no deja de ser consensuado.

¿Cómo es que llegan a esos niveles?

Fíjate que en esos aspectos siempre pienso en la dominación psicológica, que pueden llegar a convencerte de casi todo. El dominante puede manipular de una forma muy poderosa. Tú puedes no estar muy de acuerdo, te ven como indeciso… y claro te van preparando, como una presa. En la escena hay quienes se consideran presa y otros cazador. Hay niveles al respecto. Incluso puedes hacer tests en internet para ver qué tan cazador o presa eres. Así te das una idea. La seducción y el ligoteo tienen algo de cazador, de primitivo. Nuestros instintos están ahí.

A HOUSE IS NOT A MOTEL

Para Lady es indispensable separar la faceta sexual y nocturna de lo que representa el sagrado ambiente familiar al que no permite que cualquiera entre. Tiene razones para ello.

Cuéntame de tu vida hogareña

Tengo una pequeña familia. Vivo a su lado. Cuando suele haber estas cosas, mi hogar es mi santuario. Ahí no meto a nadie. Hay gente que puede llegar a obsesionarse conmigo. Tuve una persona por ejemplo, que no creía capaz… le empecé a abrir mis puertas y la intimidad. Y lo invité a mi casa. Después, cuando nos peleamos quise cortar contacto con él y me fui dando cuenta de que el chico estaba en mi domicilio un promedio de cuatro horas al día. Ya no estaba padre. Daba miedo. Empezó a tocar la puerta a horas inapropiadas. Estaba obsesionado, era peligroso. Fue la última vez que lo permití. Esa persona llegó a tal extremo que dije no, suficiente. Última vez. Fue una estupidez mía porque yo lo permití, fue mi error.

¿Acudiste a la ley?

La justicia me apoyó. Tengo que reconocer que hay avances en esto. Hay más respaldo que antes. Hace años tuve otro apuro. Una pareja mía que tuve se le estaba pasando la mano. Estábamos jugando también, teníamos como 19 años e intentamos. El inconveniente es que fue muy, muy malo, se salió de control. Y ya después acudí con la ley. Y no me hicieron mucho caso, me vieron muy chiquita, pensaron que era una tontería y no era así, ya después el chico estaba acosando a mi abuela, a todo el mundo. Si me veía decía que me iba a golpear porque no iba a dejar que nadie más estuviera conmigo. Ya muy extremo. En ese entonces no había tanto apoyo para las jóvenes. Y ahorita, la última vez que fui a buscar un apoyo y orientación fue muy diferente. Se ve la estructura. Me canalizaron y me guiaron a instancias de protección a la mujer. Y más allá de que no quieras denunciar o no tengas credencial de la otra persona o alguna prueba, se queda como un precedente y ya te creen. Eso está muy bien. Lo que sí es triste es ver chicas de todas las edades ahí, que son víctimas.

¿Qué lección te dejaron los malos tragos?

La dominación psicológica que pueden tener sobre ti es de temer. Yo por ejemplo, siendo dom, no llego a ese extremo, de convencer a algo que el otro no va a disfrutar. Es una cuestión ética. No me gusta aprovecharme de alguien vulnerable. Hay a quien sí le excita eso, sobrepasar los valores y principios del otro. Ya es de cuidado.

¿Alguna vez has cometido un acto que no te gustara?

Siempre he tenido fuerza mental. Eso sí lo recomiendo mucho. A las chicas les digo que tengan esa fuerza de decir no. El ‘no’ es un poder que tiene cualquier persona… decir no. Muchas veces en este mundillo esa palabra se olvida: o por querer complacer a la otra persona o ser el mejor sumiso, o por pena, no pones ese límite. Con lo que he visto, me he dado cuenta que sí se puede llegar a tornar peligroso no decir “no” a tiempo. Y tener tus convicciones bien definidas es vital. A veces es difícil por la edad o por la inexperiencia. Pero debes saber por dónde vas. Al menos una guía, aunque sea difusa. Si no, luego al final ya haces cosas que no creías, que no imaginaste hacer, tus valores empiezan a ser rotos. Hay gente a la que la humillación les puede llevar a tocar fondo, llegar a más de lo que tú crees, un punto donde no hay placer, solo dolor, tristeza. Es peligroso. Hay desde gente dominante que te quiere meter al mundo de la prostitución. Y es así de que “me excita que tú seas prostituta”. Esto te hace pensar… ¿va dentro del rol o va más allá? ¿O este qué está tramando o está en otras ondas? Incluso hay quien llega a convencer a tantas chicas y arman un harem o también hay quienes te dicen que su satisfacción llega a través de que les dinero… y hay chicas que acceden y les dan dinero. Por eso tanto hombres como deben mujeres deben tener fortaleza. Debes escucharte a ti mismo como persona, identificar cuando no te está gustando. Y así como ellos llegaron, tú tienes la libertad de buscar a alguien más. Hay dominantes que dicen “eres mía y con nadie más”. Y te prohíben cosas. ¿Al final que vas a hacer? Quedar como un saco de papas. Siempre y cuando no esté consensuado y vaya más allá del límite, eso ya no es correcto.

EL PARAÍSO PERDIDO

 

Hay una línea delgada en lo que respecta al BDSM. Cosas que aparentemente están consensuadas, en realidad parten de un condicionamiento, de una manipulación. El punto en el que se pierde la independencia. En este sentido hay casos extremos, como el la amputación erótica, una práctica que se presenta en algunos círculos y que, como describe Lady Skandalous, puede representar un abuso al que algunas sumisas acceden por presiones o un largo proceso de adoctrinamiento en el que pierden la condición humana.

“Se da. Que te digan ‘estás castigada, te voy a quitar una pierna’.  Hay también aspectos psicológicos que quedan quebrados, hay gente que busca romperte mentalmente. Yo tuve un exnovio militar que intentó acabar conmigo en lo emocional. Estábamos jugando cuestiones relativas a la humillación. Dentro de ello hay reservas. Que te pueden humillar en ciertos sentidos, mientras no te digan que eres sucia o que se metan con tu familia. A mí eso no me gusta. Este chico ya no tenía contemplaciones. Como éramos pareja me agredía a diario. Ya trascendía al juego erótico. Eran un abuso psicológico. Ya no era consensuado. La diferencia es muy tenue, por eso tienes que estar muy consciente de que sí o que no. Y tu palabra de seguridad, saber cuándo decir ya no.  Por eso es recomendable consultar los cuestionarios que hay en línea que ayudan a orientar sobre tus fronteras respecto a fetiches y prácticas en la intimidad. Hay quienes hasta hacen contratos con sus parejas para que todo quede claro y no haya riesgos. Ahí se deja en claro en lo que se está o no de acuerdo y se firma por ambas partes. Esto le da seguridad a los dominantes, ya que así evitan que los sumisos luego puede demandar o viceversa.

 

Tienes una faceta exhibicionista, ¿cómo es?

Me gusta andar desnuda en la calle. Aunque claro, tiene sus trabas. Tanto por las autoridades como por hombres que acechan. Suelo hacerlo en carreteras o zonas desérticas donde sé que no hay tanta gente y no hay problema. Igual con las relaciones sexuales en la intemperie, donde sé que va a pasar alguien. Me gusta no llevar ropa interior, a sabiendas de que me van a ver. No me molesta que un extraño me observe, está dentro de mis fetiches. Te doy un ejemplo, puedo jugar a que yo me quito el bra y ando por el Centro Histórico. Me gusta provocar una reacción en la gente. Es como un juego.

Para la entrevista, Lady Skandalous utilizó un atuendo relativamente discreto. Dice que así lo acordó con su amo. No es un día en el que tenga carta blanca para hacer lo que quiera. La compromete una objeto que lleva consigo: un collar de sumisión con el que su pareja marca territorio. Cuando lo porta, sabe que no puede sobrepasarse. Y si bien entre ambos hay apertura y la posibilidad de estar con otras personas si ambos dan su anuencia, hay otras ocasiones en las que la fidelidad se vuelve estricta. Lo demuestra cuando lleva el collar.

 

“Tú como dominante das algo a la otra persona. Dejas tu huella, que le recuerde que eres de él. Hoy no puedo jugar porque él no me dio permiso. Él suele dejarme marcas en el cuerpo, cuando estás con alguien del ramo suelen dejar algo de ellos en ti. Algo que le dé entender a la otra persona de dónde viene. Si estuviste con otro y tu dominador no dio permiso, puede venir lo de los castigos. Al final todo es un acuerdo”.

 

¿Puede estar con quien no sea tu pareja?

 

Si yo conociera a alguien, mi amo podría darme permiso. Él lo tendría que decidir, porque llevamos un rol. Él es mi dom y yo soy su sumisa. Otras parejas llevan roles diferentes. Mi acuerdo en lo particular es no romper nuestro vínculo. Él también lleva una marca mía. Yo le mencioné que se hiciera un tatuaje en el brazo y se lo hizo. A él, en cambio, le gusta mucho marcarme piercings donde él quiere. Él me los paga, me lleva, me acompaña. Llevamos una relación así. Me gusta marcarme y ya en el futuro el objetivo es llevar unos piercings que son para colocar elementos de castidad en mujer. Artefactos que te cierran con llave. Es un juego, repito, un juego que en lo personal me gusta mucho y a él también. Así que si él o yo decimos “hoy ponte tú elemento de castidad”, ambos accedemos. Solo nosotros tenemos la llave. Esto tiene complicaciones cuando quieres orinar, por eso estas herramientas tienen elementos que van a tu uretra y te permiten ir al baño. Hay de todo, hay instrumentos médicos que se usan en la exploración erótica. En lo que respecta a mi chico, le gusta marcarme con piercings, a mí me gusta marcar con tatuajes, o mínimo marcarlos con una pluma, que se pongan lo que yo quiero. Es una señal mía que le va a recordar de quién es. Pueden ser iniciales, una figura, depende. Me gusta que cada uno sea único, hay quienes prefieren dejar siempre la misma marca.

AHONDAR EN TI

Lady Skandalous ha estado integrantes de ambos sexos, con más de una persona a la vez. “Me considero amplia, no me gusta encansillarme en si soy hetero, homo o bisexual. Depende del momento. Y en este momento podría decirse que soy bi, aunque igual soy experimental”, dice. “He llegado a estar en una habitación con 10 hombres y con unas cinco mujeres al mismo tiempo. Hay gente a la que nada más le gusta observar”.

¿Cómo organizaron ese encuentro?

Fue una fiesta. La organizó un señor extranjero. Todos llegaron al motel donde quedamos. En los moteles es mejor por seguridad y privacidad. O en casas que se renten solo para ese propósito. Otras veces ocurre en ranchos, donde hay mayor intimidad  y menos problemas con hacer ruido. Ahí puede llegar a ser más riesgoso, pero en eventos grupales hay certeza porque hay una organización y debes conocerlos. Cuando hay parejas involucradas te da más confianza. También van solteros, o unicornios (chicas que van solas), o cornudos. Los que arman el encuentro te dan indicios de cómo será todo. Incluso del rango de edad. Esto es importante porque luego hay cuestiones que no podrían latirte. Te dicen el número de personas que van. Esto se ve por medio de algunas páginas de internet, y luego por whatsapp. Yo le hice preguntas sobre cómo iba todo. Y luego investigas para ver si es fiable. Hay que poner filtros para saber si es seguro. Si llegas y todo es como te dijeron, adelante. Este proceso es importante, para no encontrar imprevistos. Generalmente los que van son de cierto estrato social, de rango elevado, gente que tiene autocontrol. Luego hay situaciones desagradables. Una vez platiqué con una pareja y me dijeron de una fiesta en la que fueron engañados. Llegaron a una fiesta que organizó un particular y resultó que en el lugar había puro camioneros, la sala estaba llena de hombres y del otro lado nada más estaban ellos dos. De repente le empezaron a decir a ella, a su esposa, que se quitara la blusa. Y todos estaban muy intensos. Aquello no les latió, estaban sobrepasados y no hubo confianza. Prefirieron retirarse. Para evitar eso yo investigo mucho. Al final siempre hay riesgos y no me fío demasiado. Yo tengo una amiga que me ayuda. Nos pasamos la ubicación si andamos en ciertos lugares. No hablo de esto con mucha gente. Con ella sí. Con ella tengo mucha confianza. Es bueno tener una persona que te sepa escuchar sin que te juzgue. Ella me echa la mano como un ancla de seguridad a la que le puedo avisar dónde me encuentro.

***

 

La entrevista termina. Lady Skandalous debe marcharse. Tras ella queda la estela de la complejidad, de una dualidad que echa chispas. Una representante de las féminas de las que hablaba Lou Reed. Una heredera de las Chelsea girls, la Venus de las pieles que sacó de von Sacher-Masoch. La que lleva brillantes, brillantes, brillantes botas de cuero. La de fantasías callejeras. La que sabe que el amor no se da a la ligera. Alguien que busca curar a través del dolor. Sí, la que usa cuero que brilla en la obscuridad.

 

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Cómo calificar un altar de muertos | Columna de León García Lam

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VOLUTA IX.

La antropología (eso piensa una buena parte de la población) es una ciencia sin gran aplicación práctica. Sirve, entre otras muy pocas cosas, para determinar al ganador del concurso de altar de muertos que se organiza cada año en cada escuela de México. En mi flaco currículum, durante mis pininos profesionales se amontonan los reconocimientos que dicen más o menos así:

La escuela Bomberos Heroicos perteneciente al SEER otorga el presente reconocimiento al Mtro. (en ese mundo todos somos maestros) León García Lama por su valiosa participación como jurado en el TRADICIONAL CONCURSO DEL ALTAR DE MUERTOS “INNOVANDO NUESTRAS TRADICIONES”. Luego viene un lema como “El saber se forja con el conocimiento de cada día”, a 31 de octubre de (cualquier año entre 1997 y el 2012). Firman: autoridades escolares.

Por esa razón, estimadas y estimados tres lectores de la Voluta, les lego la sabiduría que se adquiere al ser jurado, año tras año, de la verdadera tradición de México que no es poner un altar, sino el concurso “para que no se pierdan las tradiciones”.

Bueno, no lo haré, sino hasta el próximo año (si es que) porque en este 2020, no se realizará ningún concurso “tradicional”, aunque paradójicamente es el año con más muertos que hemos tenido en la historia de México: 40,863 muertos por violencia; 139 153 por causas asociadas al COVID más los muertitos de causas “normales” dan la escalofriante y huesuda cifra de 193 170 muertes, dicho conservadoramente por las instituciones oficiales (CENAPRECE).

 

Cómo poner un altar de muertos

Lo más importante ya lo tenemos: los muertitos. Lo segundo más importante también: el hambre de tamales. Ponga una mesa y una caja pegados a la pared, simulando una pirámide de tres pisos que es una representación del mundo. ¿El mundo tiene tres pisos? Sí y trate de no hacer preguntas. Un altar digno presume dos características: cuida la simetría y está organizado en montones de 2, 3 y 4 cosas ¿por qué? Pues ya le dije: no haga preguntas. Usted ponga en las esquinas 3 naranjas, en un platito 4 tamales y otros tantos plátanos de alfeñique, 2 panes de muerto en cada lado de su altar. La lógica obedece así: si usted fuera muerto ¿qué necesitaría? Un chocolate, unos cigarritos (allá en el mundo de los muertos todos fuman, incluso los que murieron de enfisema), una cervecita, un camote, un dulce de chilacayote. La imagen es etérea como los recuerdos, una fotografía ayuda, no al difunto a reconocerse, sino a saber que las ofrendas son para él o para ella y que puede invitar a sus compitas. Se sabe de diálogos así:

–¿A ti qué te pusieron, tú?

–Unas guayabas, un vaso sin nada, otro con tierra, otro con agua y una veladora (quesque los cuatro elementos), un puño de sal y un caminito de cempasúchil.

–No, pus te fue bien, a mí no me pusieron nada, pero la chaviza se andaba pintando la cara como osos panda, que porque “es la tradición”.

–Acá pusieron tamalitos, taquitos de pastor, atole, cafecito, frutas y dulces.

–¿Dónde dónde?

 

La poesía

Nocturno en que habla la muerte

Xavier Villaurrutia

 

Si la muerte hubiera venido aquí, conmigo, a New Haven,

escondida en un hueco de mi ropa en la maleta,

en el bolsillo de uno de mis trajes,

entre las páginas de un libro

como la señal que ya no me recuerda nada;

si mi muerte particular estuviera esperando

una fecha, un instante que sólo ella conoce

para decirme: “Aquí estoy.

Te he seguido como la sombra

que no es posible dejar así nomás en casa;

como un poco de aire cálido e invisible

mezclado al aire duro y frío que respiras;

como el recuerdo de lo que más quieres;

como el olvido, sí, como el olvido

que has dejado caer sobre las cosas

que no quisieras recordar ahora.

Y es inútil que vuelvas la cabeza en mi busca:

estoy tan cerca que no puedes verme,

estoy fuera de ti y a un tiempo dentro.

Nada es el mar que como un dios quisiste

poner entre los dos;

nada es la tierra que los hombres miden

y por la que matan y mueren;

ni el sueño en que quisieras creer que vives

sin mí, cuando yo misma lo dibujo y lo borro;

ni los días que cuentas

una vez y otra vez a todas horas,

ni las horas que matas con orgullo

sin pensar que renacen fuera de ti.

Nada son estas cosas ni los innumerables

lazos que me tendiste,

ni las infantiles argucias con que has querido dejarme

engañada, olvidada.

Aquí estoy, ¿no me sientes?

Abre los ojos; ciérralos, si quieres.”

 

Y me pregunto ahora,

si nadie entró en la pieza contigua,

¿quién cerró cautelosamente la puerta?

¿Qué misteriosa fuerza de gravedad

hizo caer la hoja de papel que estaba en la mesa?

¿Por qué se instala aquí, de pronto, y sin que yo la invite,

la voz de una mujer que habla en la calle?

 

Y al oprimir la pluma,

algo como la sangre late y circula en ella,

y siento que las letras desiguales

que escribo ahora,

más pequeñas, más trémulas, más débiles,

ya no son de mi mano solamente.

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#Si Sostenido

LA ALEGRIA | Columna de Juan Jesús Priego

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LETRAS minúsculas.

«¿Sabes, Hump? –confiesa el héroe de una de las novelas de Gilbert K. Chesterton, el gran polemista inglés-, los hombres modernos tienen una idea muy equivocada de la vida. Parece que esperan de la naturaleza lo que ésta nunca ha prometido darles y, mientras tanto, destruyen todo aquello que en realidad les da.
En las iglesias ateas de Ivywood todos hablan de paz perfecta, de confianza sin límites, de alegría absoluta y de corazones que laten por todos, pero no por ello tienen un aspecto más alegre que los demás… Yo no sé si Dios entienda por felicidad el gozo que todo lo comprende y todo lo supera, pero Dios quiere que cada hombre tenga su alegría, y yo tengo toda la intención de no dejármela robar».

Para ser sincero, yo también he escuchado muchos discursos como el de las iglesias ateas de Ivywood, y no precisamente en las iglesias ateas de Ivywood; también yo he oído cientos de sermones que hablan de paz perfecta, de confianza sin límites, de corazones que laten por todos, y acaso no sólo los haya oído, sino tal vez incluso pronunciado. Lo que no sé es si modificando el texto de Chesterton y escribiendo «parroquias cristianas» allí donde él sólo dijo «iglesias ateas» cambiarían mucho las cosas.

Los cristianos hablamos de resurrección, de vida perdurable, de providencia o cuidado de Dios, de amor sin límites, pero no por eso vivimos más contentos. Todo parece indicar que los creyentes nos tomamos bien poco en serio lo que nos dicen nuestro pastores en sus –a menudo largos y muy aburridos- sermones. Sí, hemos de confesarlo bajando la cabeza: en nuestras iglesias, las homilías son saetas que esquivamos lo mejor que podemos… Cuenta Julien Green en un librito suyo titulado Liberté que hubo en París no hace mucho tiempo una dama de la alta sociedad que cada vez que iba a Misa advertía con severidad a su sirvienta: «Si el señor cura predica sobre la fe o sobre el perdón de los pecados, me dejas dormir; pero si habla de María Magdalena, me despiertas». Ella, como quiera que sea, iba a la iglesia únicamente a cumplir, y, por supuesto, a dormirse.

«Voy a definirle lo contrario de un pueblo cristiano –dice el párroco de Torcy en esa gran novela de Georges Bernanos que es su Diario de un cura rural-: lo contrario de un pueblo cristiano es un pueblo triste, un pueblo de viejos. Acaso me objete usted que la definición tiene muy poco de teológica, pero basta para hacer reflexionar a los caballeros que bostezan los domingos en Misa. ¡Claro que bostezan! No querrá que en media hora semanal, la Iglesia pueda enseñarles la alegría. E incluso si se supieran de memoria el Catecismo de Trento, no estarían probablemente más alegres».

Y sí, la verdad es que la fe debería tener el poder de hacernos más alegres, más sonrientes, menos hoscos. Un cristiano no debería atreverse a salir a la calle si antes no ve reflejado en el espejo un rostro resucitado.

Cuando, hace ya muchos años, leí por primera vez La farisea de François Mauriac, cómo se me quedó grabado lo que dijo uno de los personajes al referirse a una antipática señora que andaba por allí cerca y que se las daba de muy católica: «Lo que voy a decir puede asustarte, pero pienso que es mejor ser una bestia inmunda que tener la clase de virtud de Brigitte Pian». ¡Dios mío, qué frase más dura! Y; sin embargo, es preciso reconocerlo: sí, hay en este mundo gente muy católica, lo que se dice muy católica, pero al mismo tiempo muy insoportable y muy antipática. ¿Por qué se avergüenzan de mostrar un rostro atractivo y jovial? ¿Qué se lo impide?

A estas personas habría que recordarles lo que escribió una vez Andrew M. Greeley en uno de sus libros: «Las personas que creen en la resurrección deben ser gente alegre, y los cristianos católicos que tienen una visión relativamente más benigna de su naturaleza que nuestros hermanos separados, tienen que ser una congregación de gente más alegre, más jovial y más bromista. Todo lo que tengan de graves, de ásperos, de severos lo tienen de fallo como católicos… La Iglesia necesita hombres que tengan visión. Necesita hombres jubilosos, alegres y de corazón fuerte que caigan en la cuenta de que, a pesar de lo desesperada que pueda ser la situación, nunca se la debe permitir que se ponga seria; y aunque puedan extinguirse las luces, siempre hay esperanza de que vuelvan a encenderse». La excesiva severidad no siempre es signo de seriedad; a menudo es más bien muestra de una soberana estupidez.

San Pablo, poco antes de poner punto final a la carta que dirigió a los filipenses, les amonesta así: «Como cristianos, estén siempre alegres: se lo repito, estén alegres. Que todo el mundo note lo comprensivos que son. El Señor está cerca, no se angustien por nada» (4, 4). ¿Por qué esta insistencia del apóstol en cosas tan aparentemente secundarias como la alegría? ¿Por qué les dice una y otra vez que estén alegres? ¡Ah, bien sabía él lo propensos que somos los cristianos a dejarnos llevar por la tristeza y a andar por las calles de la vida mostrando un rostro de amargura!

¿Ha leído usted una famosa pieza teatral de Paul Claudel (1868-1955) titulada El padre humillado? Pues bien, en esta pieza hay una escena en la que el Papa envía este mensaje a Oriano de Homodannes: «Oriano, hijo mío, haz comprender a los hombres que no tienen otra cosa que hacer en el mundo que estar alegres. Hazles entender que la alegría que nosotros conocemos y estamos encargados de transmitir no es una palabra vaga o un insípido lugar común de sacristía, sino una noble, deslumbrante, íntima y profunda realidad, en cuya comparación lo demás no vale nada. Esta alegría es algo humilde, material, atrayente, como el pan que se apetece, como el vino que nos parece bueno, como el agua que nos hace morir cuando no nos la dan, como el fuego que quema, como la voz que resucita…».

¡Ah, sería necesario que el Papa nos enviase una carta en la que nos hablara largamente sobre la conveniencia de la alegría! No sé, tal vez sólo entonces nos la tomaríamos un poquito más en serio…

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#Si Sostenido

Un cohete potosino para el padre de un robot pianista | J.R. Martínez/ Dr. Flash

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EL CRONOPIO.

El 14 de marzo de este dramático dos mil veinte, en pleno inicio de la crisis del coronavirus en San Luis Potosí, se lanzaba después de cuarenta y ocho años, un cohete en Cabo Tuna. El municipio de Charcas sería el testigo de esta histórica fecha, pues el cohete de combustible sólido Fénix 2, es uno de nueva generación que recupera el proceso histórico en el diseño de cohetes en el país y en especial en nuestro estado.

El cohete fue desarrollado por el Instituto Mexicano del Espacio Ultraterrestre y el Instituto de Física de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, con ello Cabo Tuna vuelve a marcar hitos en la historia de la ciencia y tecnología mexicana.

El programa Cabo Tuna inició en 1957 en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, con el lanzamiento del primer cohete diseñado y construido en México, el Física I, lanzado el 28 de diciembre de 1957. El programa tuvo un receso en 1972 y cuarenta y seis años después reinicia con el nuevo programa “Cabo Tuna, hacia un programa espacial mexicano”, impulsado por el Instituto de Física de la UASLP y el Instituto Mexicano del Espacio Ultraterrestre.

El cohete lanzado en Charcas lleva el nombre de Cohete Fénix I-2 “Alejandro Pedroza Meléndez”. Dedicado al Dr. Alejandro Pedroza Meléndez, por su contribución al desarrollo del área aeroespacial en México, así como a la tecnología mexicana.

Alejandro Pedroza Meléndez es un científico mexicano nacido en Villa de Arriaga, San Luis Potosí, se formó en el Instituto Politécnico Nacional y posteriormente ingresó como investigador en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla donde fundó el Laboratorio de Semiconductores, ahí, bajo su dirección, se construyeron una gran cantidad de dispositivos biomédicos y donde se desarrollaron las primeras celdas solares con calidad espacial en el país. Fundó además el Laboratorio de Microelectrónica, que fue un referente para el desarrollo de la microelectrónica en México; en dicho laboratorio se diseñó y construyó con tecnología nacional, la instrumentación necesaria para la fabricación de microcircuitos. Después se creó la sección de bioelectrónica para aplicarlos a instrumentos médicos.

A los microcircuitos fabricados en el Laboratorio se les dio una aplicación social inmediata en las primeras manos biónicas mexicanas, en los primeros estimuladores óseos mexicanos y en los primeros marcapasos mexicanos.

Alejandro Pedroza y su equipo desarrollaron los primeros microprocesadores en México, con los cuales fue construido el famoso Robot Pianista “Don Cuco el Guapo”, que en la década de los noventa visitó varias veces San Luis Potosí, ofreciendo conciertos en el Teatro de la Paz y en el teatro Carlos Amador, dentro de nuestros eventos de divulgación científica.

Fue director del programa de desarrollo del primer satélite experimental mexicano SATEX-I, donde participaron más de setenta investigadores de once instituciones de educación superior del país.

Alejandro ha recibido reconocimientos en su estado natal: Trayectoria de Éxito en el 2015 y Científicos Potosinos en 1994, en el marco del IV Congreso Nacional de Divulgación de la Ciencia que nos tocó organizar, aquí en San Luis Potosí.

Por toda esta labor en beneficio de la sociedad mexicana, por el camino de la ciencia y la tecnología, se le asignó su nombre al cohete Fénix que perturbara el apacible cielo del altiplano potosino hace siete meses.

 

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